La menta
es una hierba aromática muy popular por su intenso y refrescante aroma, utilizada tanto en la cocina como en la elaboración de bebidas y tés. Con sus hojas de color verde vibrante y su sabor fresco, es ideal para preparar infusiones, postres, ensaladas, cócteles como el mojito, y platos de todo tipo. Además, la menta es conocida por sus propiedades medicinales, especialmente por su capacidad para aliviar problemas digestivos y refrescar el aliento. Es fácil de cultivar, tanto en jardines como en macetas, siendo una planta resistente que crece con rapidez.
Riego: La menta prefiere suelos húmedos pero bien drenados. Riégala con regularidad, asegurando que el suelo se mantenga constantemente húmedo sin encharcar.
Exposición solar: La menta se adapta tanto a pleno sol como a sombra parcial. Aunque crece mejor con al menos 4-6 horas de luz solar directa, también tolera lugares con menor exposición solar.
Época de siembra: La menta puede sembrarse en primavera o verano, y se adapta fácilmente a crecer en interiores durante todo el año si recibe suficiente luz y agua.
Abono: La menta no requiere mucha fertilización, pero puedes aplicar un fertilizante equilibrado una vez al mes durante la temporada de crecimiento para estimular el desarrollo de sus hojas aromáticas.
