La santolina
es una planta aromática perenne de hojas plateadas y suaves, conocida por su resistencia y por el toque mediterráneo que aporta a jardines y espacios exteriores. Con pequeñas flores amarillas y un ligero aroma a manzanilla, la santolina se utiliza frecuentemente en bordes de jardines y como planta ornamental. Además, sus propiedades repelentes naturales de insectos la hacen ideal para mantener las plagas a raya. Fácil de cultivar y de bajo mantenimiento, es una opción perfecta para jardines secos o zonas con climas cálidos.
Riego: La santolina es muy resistente a la sequía y prefiere suelos secos y bien drenados. Riégala de forma esporádica, permitiendo que el suelo se seque completamente entre riegos.
Exposición solar: La santolina prospera a pleno sol, necesitando al menos 6 horas de luz solar directa al día para mantenerse saludable y florecer abundantemente.
Época de siembra: La santolina se siembra preferentemente en primavera, cuando el clima es cálido, aunque puede mantenerse bien durante todo el año en climas suaves.
Abono: La santolina no requiere mucha fertilización. Un abono ligero al principio de la temporada de crecimiento será suficiente para fomentar su vigor y floración.
